¿Pasas muchos días de la semana estresado? ¿Llevas tiempo pensando que tienes que bajar tu ritmo de trabajo? ¿Acabas el día con tantas tareas pendientes como las que has empezado?
Hoy en día vivimos en un mundo acelerado donde buscamos resultados rápidos por encima de todo y el ámbito laboral no escapa esta realidad, creando a menudo en muchas personas situaciones de estrés y ansiedad. Para hacer frente a esto aparece el Slow Management, un cambio cultural dentro de las empresas por no hacer más, sino mejor.
¿Qué es el Slow Management?
El Slow Management es una rama de un movimiento más extenso denominado Slow Movement. Este movimiento se opone a la cultura de la inmediatez y la rapidez de obtención de las cosas por encima de todo, dando importancia a la calidad, la amabilidad, la humanidad y la apreciación de las cosas simples por encima de las presiones actuales.
No se trata de vivir lentamente, sino de hacerlo a velocidad correcta y entender que rápido no siempre quiere decir mejor.
¿En qué te puede ayudar este cambio cultural?
Las ventajas que presenta la Slow Management son varias, tanto a corto como largo plazo, las siete más relevantes son las siguientes:
1. Nos fijamos más en los detalles
Nunca nada es blanco o negro, sino que comprende muchas dimensiones, parecido a una escala de grises. Analizar nuestro entorno de forma atenta y profunda nos permitirá fijarnos en todo aquello que antes no sabíamos ni que estaba allí.
2. Apreciamos las tareas y los equipos con quienes tenemos contacto
Cuando vas con prisas es fácil no darte cuenta de lo que implica un proyecto o llegar a conocer a los compañeros con quienes trabajas. Actuar de forma pausada nos permitirá comprender mucho mejor aquello que nos rodea.
3. Profundizamos en el trabajo que realizamos
Muchas veces podemos tender a quedarnos en la superficie de una tarea. Solo con un enfoque cualitativo, trabajando con suficiente margen de tiempo podremos llegar al fondo del trabajo que realizamos.
4. Damos valor a la dimensión emocional
Es vital entender como nos sentimos. Hay que prestar siempre la máxima atención a los proyectos, tareas y métricas, pero nunca tenemos que olvidar la dimensión emocional que todos tenemos.
5. Descubrimos a las personas que tenemos a nuestro alrededor
Si somos conscientes de la dimensión emocional, lo seremos también de las personas. En un contexto donde el trabajo en equipo es esencial, permitirte descubrir a la gente de tu organización te otorgará una ventaja competitiva clara.
6. Disfrutamos mucho más de aquello que hacemos
Hace falta también poner de relieve el orgullo y satisfacción de aquello que hacemos, poder ver como marcamos día a día la diferencia. Si nos ahogamos en tareas repetitivas y reuniones innecesarias no llegaremos a comprenderlo.
7. Evitamos caer en rutinas y aburrimiento en el entorno laboral
Ante ritmos de trabajo frenéticos, todo nos puede acabar pareciendo igual, cayendo en dinámicas de trabajo negativas. El Slow Management nos permite poder dar un paso atrás para hacer dos más adelante.
Cada vez son más las voces que abogan por este cambio cultural en la gestión del día a día y de nuestros equipos. Tendemos hacia una sociedad del «mejor» y no del «más», con productividades aseguradas y sostenidas y donde podamos poner el bienestar en el ámbito laboral más en el centro que nunca, para contar con personas a quienes les brillen los ojos.