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La fuerza de ser un líder humilde

¿Qué nos viene a la mente cuando pensamos en el concepto de liderazgo? ¿Qué características definen a un buen líder hoy en día? ¿Son las mismas que décadas atrás?

Históricamente, la sociedad ha asociado al liderazgo una serie de atributos no siempre positivos que restaban valor a esta figura primordial. Un líder podía ser visto como alguien que tendía a mostrarse demasiado duro, con una certeza en sí mismo desmedida cuando se enfrentaba a hechos que contradecían lo que creía y no suficientemente abierto a nuevas visiones y cambios de paradigma. Hoy en día, emergen nuevas formas de liderar equipos y organizaciones mucho más adaptadas a lo que la sociedad pide y necesita.

El liderazgo humilde ya está aquí.

Convivir y adaptarse al cambio es ya el pan de cada día para mucha gente. Las organizaciones y empresas no se escapan y llevan tiempo evolucionando. Además, eventos como la pandemia de la Covid-19 no han hecho más que acelerar estos cambios. Ante esto, aparecen y se extienden nuevas maneras de liderar mejor adaptadas para dar respuesta a los retos de hoy en día.

Humildad, valores, visión social, diversidad e inclusión son parte del ADN del líder de hoy y mañana. Consciente de la dimensión empresarial y organizativa, pero también de la social, el líder humilde aparece por delante de maneras de hacer desfasadas.

 

Humildad, valores, visión social, diversidad e inclusión son parte del ADN del líder de hoy y mañana.

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¿En qué se basa ese nuevo liderazgo?

Accesibilidad y humildad

Lo que ocurre a nuestro alrededor nos afecta, y el impacto que se genera a veces será positivo, pero otras veces, negativo. En el último caso, y sobre todo ante adversidades manifiestas, tiene poco sentido mostrarse impasible y hacer como si nada ocurriera. Esta actitud puede poner en peligro no solo a la misma persona que la lleva a cabo, sino al equipo o a la organización que dirige.

Admitir que está ante una adversidad y mostrar lo que nos genera o aceptar que no se tiene la respuesta a todo debe ser entendido como un signo de fortaleza, en lugar de debilidad. Gracias a esto, conseguiremos que las personas de nuestro alrededor entiendan lo que vivimos y pensamos y puedan empatizar con nosotros.

 

Valores y visión social

Atrás queda suponer únicamente en clave de un solo grupo de personas. Cada vez cobra más importancia una visión social y unos valores que la acompañen, entendiendo que somos parte de una comunidad y que tenemos muchas cosas que decir para afrontar los retos que todos y todas vivimos.

Cuestiones de primer orden como la sostenibilidad deben aparecer marcadas en la agenda de prioridades de un buen líder. La sociedad valora y espera que todos puedan aportar su grano de arena para superar desafíos de primer orden como este.

 

Inclusión y promoción de la diversidad

Dirigir un equipo debe ser sinónimo de asegurarse de que nadie se queda atrás y todo el mundo puede decir su opinión. Rodearse de personas con temor a expresar opiniones disconformes con el marco establecido o incapaces de aportar nuevas visiones dañará a largo plazo a todas las partes.

Este nuevo modelo de liderazgo se centrará en esforzarse en crear un ambiente de debate e intercambio de ideas sano, donde las personas que estén se sientan cómodas y puedan demostrar todo su potencial, aportando ideas nuevas y expresando las dudas que les puedan surgir.

Es la hora de superar modelos de liderazgo caducos y poner sobre la mesa una visión nueva. Ser humilde, preocuparse por los valores sociales o incluir a todos es considerado ya esencial. Esta nueva realidad servirá para impactar positivamente no solo a nosotros mismos, a nuestro equipo o a la organización, sino también a la sociedad en su conjunto.

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