Todos estamos dispuestos a destinar más tiempo, recursos y esfuerzo en lo que nos motiva. Por eso, cuando llega el momento de seleccionar un profesional para una vacante dentro de nuestra empresa, es fundamental preguntarnos, ante cada candidatura: ¿Qué mueve a esta persona? ¿Qué la motiva? ¿Obtendrá lo que desea en esta posición que le ofrecemos?
Si el encaje motivacional entre persona, posición y empresa es potente; las garantías de éxito profesional se disparan. Así de simple. Los talentos de la persona pasan a estar orientados de manera natural en su misión y esto incrementa la calidad y los resultados de su trabajo, por no hablar de su satisfacción y la de toda la organización.
Así pues, ¿qué debemos saber para alinear los motivadores de cada profesional con la posición en la que optan?
Motivador utilitario: Indica un elevado interés por las cosas útiles, incluidos el dinero. Las personas que se mueven por el motivador utilitario suelen ser prácticas en todos los sentidos. Y procuran que cada inversión que realizan (sea en tiempo, esfuerzo o dinero) tenga un retorno apropiado.
Por ello, posiciones donde se tenga que velar por la rentabilidad y eficiencia de un proyecto, o donde se esté claramente orientado a objetivos ambiciosos de negocio, (así como posiciones con una muy buena conciliación profesional-familiar) pueden ser muy indicadas para personas con este motivador.
Motivador social: Indica un elevado interés por los demás y para ayudarlas en lo que sea posible de forma desinteresada. Suelen ser personas de naturaleza amable, comprensiva, paciente y generosa.
En este sentido, posiciones que requieran de una elevada interacción social desde el punto de vista de apoyar, equilibrio y estabilidad a un proyecto pueden ser idóneas para individuos con este tipo de motivador.
Motivador teórico: Indica un gran interés por el conocimiento y por el aprendizaje en sí mismo. El principal objetivo de las personas con motivador teórico es ordenar y sistematizar el conocimiento; y es por eso que suelen ser individuos intelectuales, objetivos y críticos.
Es importante que el proyecto profesional para estos individuos comporte altas oportunidades de aprendizaje para ellos. Que les permita poner en práctica su voluntad de análisis y síntesis; comprendiendo los problemas o tareas en su globalidad.
Motivador individualista: Indica un fuerte interés para influir en las personas y liderar a los demás, con el reconocimiento consecuente que supone. Son personas con voluntad de resolución creativas de problemas y una cierta independencia y autonomía donde poder sobresalir.
Posiciones que brinden un cierto protagonismo desde donde tomar decisiones disruptivas o que requieran de habilidades negociadoras pueden ser ideales para estos perfiles creativos, autónomos y que no temen tomar riesgos.
Motivador tradicional: Indica un gran interés por el orden, las normas y la sistematización de reglas de funcionamiento. Suelen tener una firme voluntad de evaluación y mejora continua de procesos ineficientes.
Posiciones donde deban definir o evaluar protocolos de actuación o estándares de calidad pueden resultar muy enriquecedores para personas con este motivador. Desde donde puedan expresar su criterio y generar nuevas ideas lógicas para la planificación y estrategia en la implementación de procesos.
Motivador estético: Indica un elevado interés por los aspectos de forma, artísticos y relacionados con la belleza más que el contenido de las cosas. La armonía del espacio y el entorno que la rodea son esferas donde se quiere influir para hacerlas más acogedoras y agradables.
Posiciones vinculadas al diseño, la creación de contenido en varios formatos o la transformación del espacio serán muy motivadoras para este tipo de personas, orientadas a la gestión del detalle y la presentación visual de las cosas.
Todos los profesionales extraemos motivación de más de un factor, al igual que todos los proyectos ofrecen un rango más o menos diverso de objetivos, posibilidades y subtareas. Esta serie de objetivos, posibilidades y funciones de la vacante dentro de nuestra empresa, ¿con qué motivadores están emparejadas? ¿Qué tipo de perfil motivacional se sentiría totalmente identificado con la posición?
Destinemos 5 minutos a hacer esta reflexión y tengamos claro cuál es el perfil ideal. Porque esto nos permitirá, primero y por encima de todo, hacer una mejor selección. Y segundo, seducir aún con más convicción aquella candidatura que más nos interese.
Aquí sí que el orden de los factores altera el producto. Antes de presentar en detalle nuestro proyecto y las posibilidades que ofrece, debemos indagar cuáles son los motivadores reales de las candidaturas, a fin de sesgar el mínimo la respuesta. A través de preguntas abiertas, pidiendo ejemplos de situaciones reales donde se ha sentido realizado dentro o fuera del trabajo … o una de nuestras preferidas en Sarah Marlex: Que haga una «carta a los reyes» sobre qué debe tener su proyecto ideal.
Todos sabemos que en una entrevista de trabajo a menudo no se dice toda la verdad. Pero si hacemos las indagaciones adecuadas y generamos un espacio de confianza al candidato/a para que se exprese, estaremos más cerca de saber qué es lo que mueve realmente a la persona. Y, independientemente de que sea un buen sueldo, un proyecto vocacional, o una posición desde donde ejercer influencia, estaremos más cerca de ubicarla en su vacante idónea.