¿De verdad se creen las empresas que el talento es importante? ¿Cómo abordan el momento más crítico y clave en las organizaciones, que es el de incorporar un nuevo/a profesional en el equipo? Es una constante en todas las empresas que proyectos se queden estancados o parados por falta de talento. Pero esto se debe a que muchas personas todavía piensan que existe el proceso imposible. Y el proceso imposible no existe. Lo que sí existe es la necesidad de ser constante, persistente y poner horas, tiempo y paciencia para encontrar la persona adecuada. Nunca se debe tirar la toalla.
Lo que es innegable es que buscar talento potente para proyectos débiles dificulta mucho la tarea. Si queremos incorporar personas que generen un impacto diferencial en nuestra organización, debemos plantearnos si nuestro proyecto es atractivo. Si no tenemos capacidad para atraer o enamorar el talento, los buenos candidatos/as no nos escogerán. Ya no es la empresa quien elige la candidatura, son las candidaturas potentes las que eligen sus proyectos. Se han girado las tornas, el poder ahora lo tiene el/la candidato/a.
En este sentido, la cultura de la empresa, en el arte de la seducción, es determinante. Las empresas tienen alma. ¿Cómo convive el equipo humano en la empresa? ¿Qué valores tienen? ¿Se lo pasan bien o no lo pasan bien? ¿Tienen autonomía? ¿Tienen voz y voto? Todas estas preguntas y respuestas marcarán la decisión final del talento a la hora de escoger un reto u otro. Y vale la pena enfocar todo el proceso de selección como un proceso de seducción, porque este es el momento más crítico de la vida de una empresa. Sin personas buenas, no hay proyecto, no hay futuro. El futuro (y presente) de la empresa son las personas potentes que forman parte de ella.